viernes, 12 de febrero de 2010

Un poema...

Éste es un poema que es de mi preferencia. Cuantas veces hemos creado algo y hemos pensado que es lo más hermoso que hemos leído, sin embargo, siempre aparece alguien por ahí que nos lanza una piedra y nuestras alas de gigante se derrumban instantáneamente, porque negarlo, duele ciertamente pero, no debemos dejarnos amilanar, todo no es más que pareceres, si alguien por ahí resalta algo es porque es parecido a su percepción de ver lo que es poema o poesía.
Buscan y veen lo que se asemeje a él, no lo que es diferente.
Las lumbreras están en los cielos y en su mayoría a pesar de su brillo ya están muertas.

Un Poema

José Asunción Silva

Soñaba en ese entonces en forjar un poema,
de arte nervioso y nuevo obra audaz y suprema,

escogí entre un asunto grotesco y otro trágico
llamé a todos los ritmos con un conjuro mágico

Y los ritmos indóciles vinieron acercándose,
juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose,

ritmos sonoros, ritmos potentes, ritmos graves,
unos cual choques de armas, otros cual cantos de aves,

de Oriente hasta Occidente, desde el Sur hasta el Norte
de metros y de formas se presentó la corte.

Tascando frenos áureos bajo las riendas frágiles
cruzaron los tercetos, como corceles ágiles
abriéndose ancho paso por entre aquella grey
vestido de oro y púrpura llegó el soneto rey,

y allí cantaron todos… Entre la algarabía,
me fascinó el espíritu, por su coquetería
alguna estrofa aguda que excitó mi deseo,
con el retintín claro de su campanilleo.

Y la escogí entre todas… Por regalo nupcial
le di unas rimas ricas, de plata y de cristal.

En ella conté un cuento, que huyendo lo servil
tomó un carácter trágico, fantástico y sutil,

era la historia triste, desprestigiada y cierta
de una mujer hermosa, idolatrada y muerta,

y para que sintieran la amargura, exprofeso
junté sílabas dulces como el sabor de un beso,

bordé las frases de oro, les di música extraña
como de mandolinas que un laúd acompaña,

dejé en una luz vaga las hondas lejanías
llenas de nieblas húmedas y de melancolías

y por el fondo oscuro, como en mundana fiesta,
cruzan ágiles máscaras al compás de la orquesta,

envueltas en palabras que ocultan como un velo,
y con caretas negras de raso y terciopelo,

cruzar hice en el fondo las vagas sugestiones
de sentimientos místicos y humanas tentaciones…

Complacido en mis versos, con orgullo de artista,
les di olor de heliotropos y color de amatista…

Le mostré mi poema a un crítico estupendo…
Y lo leyó seis veces y me dijo… «¡No entiendo!».


PD: Se aproximan días de gastos, justamente con la Miss que todo lo mio es suyo, espero que su obsequio no sean círculos de compromiso. :D

-.-!

así no lo quieras, lo recibes ^^

baciiiiiiiiiiiiiiiiiii ♥

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