martes, 14 de abril de 2009

Su gran amor, por mi.


La conocí un día cualquiera,
cielos claros y bellos;
ella solitaria y perturbará.

Ojos color cielo, cejas oscuras,
nariz bellamente perfilada,
labios azules y sombríos,
cruces negras adornando sus orejas.

Un collar con un dije de calavera;
blanca su piel como la nieve,
uñas bellamente negras.

Todo alrededor de ella, era sombrío.
Todo fuera de ella,
era alegría puramente bella,
la vi, y me enamore perdidamente de ella.

Entre dudas y sombras
me acepto como algo suyo.
Entre felicidad y asombro
me alegre de mi amor por ella.

Su conversación eran cosas extrañas;
odio, venganza, suicidios, mutilaciones,
asesinatos, y extrañas perversiones.

Sin embargo, seguía enamorado de ella.

Le hablaba de cosas hermosas y lindas,
de cielos, de ángeles,
de aves, de lindas flores,
pero su silencio expresaba;
que eso, no era de su agrado.

Siempre me decía que me quería,
me cubría con su amor de arpía,
tocando mi amor,
con sus manos heladas y frías.

- ¡Te mataría, si te fueras de mi lado!-
- ¡Te asesinaría, si me dejaras aun lado!-

¡Eso nunca lo haría,
por que de ti estoy,
perdidamente enamorado!

Una noche me contó,
que un sueño le narro mi despedida.
Me beso con pasión,
como queriendo arrancarme la vida.

Me abrazo fuertemente,
y sentí algo desgarrar
mi corazón convaleciente.

Vi como reía furiosamente,
me mostró una daga roja rubescente.

Y me dijo:
“Solo así, estarás para siempre a mi lado”.

Agonizando aún de la mortal herida,
le respondí:
“Aún así, te sigo amando”

Su risa se convirtió en llanto,
traspaso con la misma daga
su sombrío corazón.

Y entre lamentos susurro:
“Maldecidos nos iremos amándonos,
al venerado cielo rojo dorado”.

De eso paso hace tiempo,
y voy y miro su figura
convertida en mármol.

¿Por que no tuve el valor
de seguir eternamente a tu lado?,
Y aun sigo en este mundo podrido,
añorando, nuestro dulce descanso.

sábado, 11 de abril de 2009

Lágrimas de la luna

En medio de mi gran consternación,
sentí a lo lejos un triste vagido de dolor,
me acerque al doliente rumor,
olvidando mi propia tribulación.

Vi que caían gotas del cielo,
que eran como oscuro terciopelo.
Agonizante lloriqueo de la triste luna,
que creó una bella laguna.

Se veían los pastizales
como hermosos diamantes,
cubiertos, con lágrimas agonizantes.

Una mirada angustiante
apareció en la faz de la luna,
y una espeluznante canción de cuna,
me hizo recordar mi mala fortuna.

Y al escuchar atentamente,
dijo delicadamente:
¡Duerme mi niño!
¡Duerme mi amor!
¡Duerme asesinando, tu propio dolor!

Y en medio del sombrío lago
que sus lágrimas creo,
se encontraba el cupido alado,
muerto por desamor.



viernes, 10 de abril de 2009

Copitos negros

En un cielo deslumbrante,
sin nubes,
ni estrellas palpitantes.

¡Caen unos copitos negros!

Son bellos y hermosos.
Pequeñas perlitas negras,
dientecitos de alabastro.

Se esparcen en la infinidad
de espacios dorados,
se oyen sus pequeñas voces,
pero todo es tan callado.

¡Sienten hambre!
¡Sienten frió!
¡Sienten calor!
¡Sienten pena en el corazón!

El mundo benigno y arrogante
los ve con tristeza y desdén:
¡Solo vienen a sufrir,
ha este infierno cruel de dante!

Con sus ángeles de la guarda:
Brunos y oscuros,
solo esperan sus muertes
sin ningún disimulo.

En un desierto desolado,
caen unos copitos negros.
Todos gimen de melancolía,
y poco a poco se van de esta vida.

Con sus barriguitas hinchadas,
con sus perlitas negras desvalidas,
y con el llanto de morir, todos los días.

Amor de niños

La historia de los dos,
es una historia de amor;
se amaban siendo niños,
se adoraban siendo aún chiquillos.

Mas la vida de los dos era nefasta,
sus días y sus horas eran adversos;
desconsolados niños pequeños,
pobre niña sin bonitos sueños.

El niño siendo aun muy pequeño,
nunca andaba risueño;
entre gritos la pobre criatura
pedía que no lo golpearan,
oídos sordos no lo escuchaban.

Bendito amor de madre,
humillante amor de padre;
solo consuelos y
lágrimas recibía de la madre,
solo golpes y violaciones
el padre le daba.

Entre día y noche era vejado,
entre mediodía
y medianoche era sodomizado;
gritos ya no daba,
por que su voz estaba apagada.

Pero un día de febrero,
encontró el amor verdadero;
una bella niña, mirada de cielo,
le entrego su corazón tierno.

Se contaron la triste vida que tenían,
vidas paralelas y olvidadas,
encontraron la solución a su martirio eterno:
-Si dejamos esta vida, veremos el cielo-
-Si nos eliminamos, dejaremos el infierno-

Una oración al dios sordo sempiterno,
un lazo de amor cubrió sus cuerpos,
la soga que corta vidas,
le otorgo un bonito sueño;
ver su amor embellecer, un sombrío cielo.