
La conocí un día cualquiera,
cielos claros y bellos;
ella solitaria y perturbará.
Ojos color cielo, cejas oscuras,
nariz bellamente perfilada,
labios azules y sombríos,
cruces negras adornando sus orejas.
Un collar con un dije de calavera;
blanca su piel como la nieve,
uñas bellamente negras.
Todo alrededor de ella, era sombrío.
Todo fuera de ella,
era alegría puramente bella,
la vi, y me enamore perdidamente de ella.
Entre dudas y sombras
me acepto como algo suyo.
Entre felicidad y asombro
me alegre de mi amor por ella.
Su conversación eran cosas extrañas;
odio, venganza, suicidios, mutilaciones,
asesinatos, y extrañas perversiones.
Sin embargo, seguía enamorado de ella.
Le hablaba de cosas hermosas y lindas,
de cielos, de ángeles,
de aves, de lindas flores,
pero su silencio expresaba;
que eso, no era de su agrado.
Siempre me decía que me quería,
me cubría con su amor de arpía,
tocando mi amor,
con sus manos heladas y frías.
- ¡Te mataría, si te fueras de mi lado!-
- ¡Te asesinaría, si me dejaras aun lado!-
¡Eso nunca lo haría,
por que de ti estoy,
perdidamente enamorado!
Una noche me contó,
que un sueño le narro mi despedida.
Me beso con pasión,
como queriendo arrancarme la vida.
Me abrazo fuertemente,
y sentí algo desgarrar
mi corazón convaleciente.
Vi como reía furiosamente,
me mostró una daga roja rubescente.
Y me dijo:
“Solo así, estarás para siempre a mi lado”.
Agonizando aún de la mortal herida,
le respondí:
“Aún así, te sigo amando”
Su risa se convirtió en llanto,
traspaso con la misma daga
su sombrío corazón.
Y entre lamentos susurro:
“Maldecidos nos iremos amándonos,
al venerado cielo rojo dorado”.
De eso paso hace tiempo,
y voy y miro su figura
convertida en mármol.
¿Por que no tuve el valor
de seguir eternamente a tu lado?,
Y aun sigo en este mundo podrido,
añorando, nuestro dulce descanso.
cielos claros y bellos;
ella solitaria y perturbará.
Ojos color cielo, cejas oscuras,
nariz bellamente perfilada,
labios azules y sombríos,
cruces negras adornando sus orejas.
Un collar con un dije de calavera;
blanca su piel como la nieve,
uñas bellamente negras.
Todo alrededor de ella, era sombrío.
Todo fuera de ella,
era alegría puramente bella,
la vi, y me enamore perdidamente de ella.
Entre dudas y sombras
me acepto como algo suyo.
Entre felicidad y asombro
me alegre de mi amor por ella.
Su conversación eran cosas extrañas;
odio, venganza, suicidios, mutilaciones,
asesinatos, y extrañas perversiones.
Sin embargo, seguía enamorado de ella.
Le hablaba de cosas hermosas y lindas,
de cielos, de ángeles,
de aves, de lindas flores,
pero su silencio expresaba;
que eso, no era de su agrado.
Siempre me decía que me quería,
me cubría con su amor de arpía,
tocando mi amor,
con sus manos heladas y frías.
- ¡Te mataría, si te fueras de mi lado!-
- ¡Te asesinaría, si me dejaras aun lado!-
¡Eso nunca lo haría,
por que de ti estoy,
perdidamente enamorado!
Una noche me contó,
que un sueño le narro mi despedida.
Me beso con pasión,
como queriendo arrancarme la vida.
Me abrazo fuertemente,
y sentí algo desgarrar
mi corazón convaleciente.
Vi como reía furiosamente,
me mostró una daga roja rubescente.
Y me dijo:
“Solo así, estarás para siempre a mi lado”.
Agonizando aún de la mortal herida,
le respondí:
“Aún así, te sigo amando”
Su risa se convirtió en llanto,
traspaso con la misma daga
su sombrío corazón.
Y entre lamentos susurro:
“Maldecidos nos iremos amándonos,
al venerado cielo rojo dorado”.
De eso paso hace tiempo,
y voy y miro su figura
convertida en mármol.
¿Por que no tuve el valor
de seguir eternamente a tu lado?,
Y aun sigo en este mundo podrido,
añorando, nuestro dulce descanso.
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