
La vida pasa rápidamente,
la pena agobia corazones,
sentimientos que pasan raudamente.
Amores en la vida he tenido,
pero amor sincero...¡jamás!
Cuantas veces entre gimoteos,
mal simulados me han dejado.
Me miraban a la cara
esperando un halo de tristeza,
mas de mis ojos
ninguna lágrima brotaba.
Solo sonreía y le decía:
¡Se feliz!... que a mi no me cuesta nada,
tratas de concederme piedad,
pero sabía que pronto me dejabas.
¡No seas hipócrita!... ni te la des de santa,
por que ángeles solo hay en los cielos,
y no en este mundo de frió hielo.
Su tirria e impotencia
al ver que su despedida,
solo era para mi, alegría.
la pena agobia corazones,
sentimientos que pasan raudamente.
Amores en la vida he tenido,
pero amor sincero...¡jamás!
Cuantas veces entre gimoteos,
mal simulados me han dejado.
Me miraban a la cara
esperando un halo de tristeza,
mas de mis ojos
ninguna lágrima brotaba.
Solo sonreía y le decía:
¡Se feliz!... que a mi no me cuesta nada,
tratas de concederme piedad,
pero sabía que pronto me dejabas.
¡No seas hipócrita!... ni te la des de santa,
por que ángeles solo hay en los cielos,
y no en este mundo de frió hielo.
Su tirria e impotencia
al ver que su despedida,
solo era para mi, alegría.
Le hizo decir una sarta de injurias,
que lo único qué conseguía,
era reírme de sus groserías.
¡Ja!, vete con él,
encontraste alguien igual a ti,
cortos de mente,
perezosos incongruentes.
Su ineptitud y su terrible odio,
le hizo lanzar este tonto preludio:
Te buscaré donde estés,
y por más que te ocultes te hallaré,
y siempre te diré;
que el amor que tengo es mejor que el tuyo.
Solo le contesté:
el dolor por lo conocido
te hará hacer más triste tu olvido,
pero daño a mi no me harás,
por que después de todo.
¡No sé llorar!
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