martes, 16 de marzo de 2010

El pescador y su alma....

El pescador y su alma es otro de los relatos que son de mi preferencias, venia junto a varios otros entre ellos y como caratula: El ruiseñor y la rosa. Me leí casi todo el libro la primera vez pero, no sé por qué siempre dejé este relato al último, lo rehuía, me parece que no me gustaba el titulo. Pero en un día de esos donde todo parece aburrido lo leí y fue un placer de sentimiento hacerlo. Tal vez el que no llegue a leer es el Retrato de Dorian Gray, tanta publicidad tiene de otros que me niego hacerlo (locuras mías como me dice Antonella, y no me lo dice lo dibuja: Un tornillo y una pelota de beísball, jajaja, me parece que copio la imagen del conejo Bugs).

Lectura Tristemente Romántica como las que nos gusta a los dos.

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—Te he tentado con el mal y te he tentado con el bien, pero tu amor es más fuerte que yo. No voy a volver a tentarte, pero te ruego que me dejes entrar en tu corazón, para ser de nuevo una sola contigo, como fuimos antes.
—Por cierto que puedes entrar —dijo el joven Pescador—, porque en los días que vagaste por el mundo sin corazón, has tenido que sufrir mucho.
—¡Ay! chilló el alma—. No hay sitio para mí en tu corazón, está repleto de amor.
—Yo quisiera ayudarte —dijo el joven Pescador.
En ese instante, un gran grito de duelo llegó del mar, como el grito que escuchan los hombres cuando muere un hijo del Mar.
El joven Pescador se puso en pie de un salto, y corrió hacia la orilla. Las olas sombrías se precipitaron hacia la playa, trayendo una carga más blanca que la plata. Blanca como la espuma y semejante a una flor flotaba sobre las olas del mar. Y la resaca la cogio de las olas, y la espuma la cogió de la marejada, y la playa la recibió, y a sus pies vió tendido el joven pescador el cuerpo de la sirenita. Muerta a su pies yacía.
Con el corazón deshecho de dolor, el joven pescador se echó sobre la arena, junto a la sirenita, y besó el rojo frío de su boca, y acarició el ámbar mojado de su cabellera. Se arrojó a su lado sobre la arena, llorando como el que tiembla de alegría y la estrechó contra su pecho. Fríos estaban los labios, y, sin embargo, él los besó. Salada estaba la miel de su cabellera y, sin embargo, él la saboreó con amarga alegría.
Besó los párpados cerrados, y el rocío amargo que guardaban sus cálices era menos salado que sus lágrimas.
Y se confesó al cadaver. En las conchas de las orejas de la sirenita vertió el vino agrio de su historia. Colocó las manecitas de ella alrededor de su cuello, y con sus dedos acarició la delicada caña de su garganta. Amarga, amarga era su alegría, y lleno de una extraña plenitud era su dolor.
El negro mar se acercaba hinchándose, y la blanca espuma gemía como un leproso. Con blancas manos de espuma el mar se aferraba a la playa. Y del palacio del Rey del Mar se escuchó de nuevo el grito de dolor, y a lo lejos en alta mar, los tritones soplaron roncamente sus caracolas.
—Retírate— le advirtió su alma—, porque el mar se acerca cada vez más; si te demoras vas a morir. Retírate a un lugar seguro. ¿No querrás enviarme al otro mundo sin corazón?
Pero el joven Pescador no la escuchaba. Llamaba a la sirenita, y le decía:
—El amor es mejor que la sabiduría, y más precioso que las riquezas, y más bello que los pies de las hijas de los hombres. Al amor no lo consume el fuego, ni el agua puede apagarlo. Yo te llamaba al amanecer, y tú no acudiste a mi llamada. La luna oyó tu nombre, pero tú no escuchaste. Porque yo te había abandonado, y para daño mío vagué muy lejos de ti. Sin embargo, tu amor fue siempre conmigo a todas partes, y siempre fue poderoso, y nada prevaleció contra él, a pesar de que contemplé el mal y contemplé el bien. Y ahora que tú estás muerta, yo quiero también morir contigo.
Su alma le suplicaba que se retirase pero él no quiso hacerlo; tan grande era su amor. Y el mar se acercó cada vez más y trató de cubrirlo con sus olas; y cuando él supo que era su fín, besó con labios enloquecidos los fríos labios de la sirenita, y su corazón se hizo pedazos. Y como la plenitud de su amor hizo estallar su corazón, el alma encontró una abertura, y por allí entró, y fue de nuevo una sola con el joven Pescador, tal como antes. Entonces las sombrías olas del mar cubrieron al joven Pescador.

A la mañana siguiente, el sacerdote salió para bendecir el mar que había estado tormentoso, y con él venían los monjes y los músicos, y los acólitos llevando cirios, y una gran muchedumbre.
Cuando alcanzaron la orilla, el sacerdote vio al joven Pescador, ahogado sobre la playa con el cuerpo de la sirenita estrechamente abrazado. Y retrocedió frunciendo el ceño; y después de hacer la señal de la cruz anunció con resentimiento:
—¡No bendeciré al mar, ni a nada de lo que encierra! ¡Malditos sean los hijos del Mar, y malditos los que tienen relaciones con ellos! Y en cuánto a este joven Pescador, que por causa del amor olvidó a su Dios, y yace así, fulminado por el juicio de Dios, tomen su cuerpo y el cuerpo de su amante impía, y entiérrenlos al final del Campo de los Retamos, y no pongan encima marca ni señal alguna, para que nadie sepa el lugar donde descansan, porque fueron malditos en vida, y malditos son también en la eternidad de la muerte.

Oscar Wilde
(Irlanda, 1854 - Francia, 1900)


El Pescador y su alma


A
S.A.R.
ALICIA
PRINCESA DE MONACO.

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Se le acaban sus vacaciones a mi coralito. :(

sábado, 13 de marzo de 2010

Mis relatos...

A mi me gusta crear historias de amor, sé que para algunos es trillado o cursi que siempre se escribe de lo mismo pero son las que me gustan hacer (demasiadas tele series he visto en mi vida, je!).
Desde pequeño me gustaba fantasear, crear cuentos mas no las escribía, a mi nonna le encantaba contar las que ella sabia, por ejemplo: El perro fido, los dos ladrones, el niño que se volvió anciano por seguir una mariposa (La mariposa y el chogüí), y cuentos tétricos como: El bebé, la aparecida, killer, etc.
Tal vez de ella herede eso. Recién pude trasladar mi fantasías a papel hace como cinco o seis años, cuando creaba por estar ilusionado con la rubia de ojos verdes de la tierra hoy castigada de Neruda.
Los que le escribía a ella eran puras fantasías nada de realidad aunque lo paradójico es que una se volvió real (Relatos sentimentales)... ahora me sonrió pero en ese momento me dolió demasiado (me lo merecía después de todo).
Otras en cambio son de las que me toco vivir, sea de niño, adolescente o adulto, son pocas por el momento, mas ya habrá tiempo de seguir aumentando ese tipo de narraciones.
No todas las mujeres reaccionan bien a mis historias reales o ilusorias, algunas se sienten partes de ellas, otras no lo quieren ser.
Un ejemplo de estás ultimas, es aunque usted no lo crea mi Antonella. Será por que son de tristeza o de despedidas, la primera que le hice (totalmente para ella), dijo que era bonita pero por su semblanza diría que no le gusto tanto.
La segunda, le di el papel para que lo leyera; sus hermosos ojos azules se movían de un lado a otro, suspiro y apretó el papel, lo hizo totalmente un embrollo y lo lanzó... ¡No me gusta!
No le dije nada, y al tiempo hice otra, se lo volví a dar para que lo leyera, esta vez mientras lo leía, se le caían las lágrimas, y me dijo:
. ¡Tú crees que yo haría algo así, tu crees que soy así!

Me le acerqué, besé su frente y le dije:
. Mi amor, son solo historias o cuentos no reales, fantasías que me gustan escribir, teniéndote a ti como protagonistas de todas ellas... ¿no te agrada que así sea?
. Pero por qué tienen que ser de esa manera, por qué no pueden tener un final feliz.

No le contesté la abrace y me fui por un rato de su lado. Ella agarró el papel lo estrujo y lo boto.
Regresé a las dos horas con una nueva historia (A una donna perché è un fiore), la leyó, se puso triste, me abrazo muy fuerte y me dijo:
. Está me gusta aunque sea triste, me gusta porque es muy romántica y sobre todo porque la creaste tú.

Pensé en responderle o reclamarle por las otras historias que boto, pero no le dije nada, la abracé muy fuerte y la besé diciéndole un te quiero.
Nos pusimos a ver unas de las películas que a ella le encanta (¿Conoces a Joe Black?), se quedo dormida por cansancio mi flor; la levante y la llevé al dormitorio, la recosté y en la mesita de noche estaba un cuaderno con un ruiseñor como carátula y dentro de él las historias que pensé que ella había botado a la basura.
Mi romántica y bella Antonella adora todo lo que le escriba por muy cursis o tristes que a veces sean mis relatos; después de todo su corazón si es totalmente mio.

domingo, 7 de marzo de 2010

Jennifer... (Fragmento)


Una vez conocí a una chica algo extraña; muy hermosa, de ojos azules, piel muy blanca, un cerquillo cubría sus cejas negras (muy finas, bien delineadas), su cabellera muy oscura (como noche sin lunas ni lumbreras).

Una voz muy dulce y tierna, siempre llevaba consigo una guitarra. Tiempos Universitarios, yo que había estado en un colegio particular sólo de varones, me pareció todo muy raro (pues era siempre un solitario que le gustaba ir de la escuela al hogar y del hogar a la escuela, si piensan que no iba a fiestas; pues tienen razón, a pesar que los pocos amigos que tenia me invitaban a acompañarlos no era precisamente porque le era grata mi compañía sino que me utilizaban para conseguir mujeres (suena a narcisismo pero así era, siempre las apariencias valen más que otras cosas)

No sé por qué los demás la trataban mal, tal vez por su indumentaria o por su forma de ser (unas cuantas amigas... dos o tal vez ninguna, siempre la estupidez del ser humano sentirse superior por algunas cosas que realmente no sirven de nada… dictadores de pacotilla de su propia idolatría).

Me gustaba oírla cantar, en los intermedios de una clase a otra, tenia un repertorio muy extenso de canciones, sin embargo, al momento de mirarla de lejos entonaba una misma canción (no sé si lo hacia por mi, o era tan solo coincidencia).

Extrañaba a veces cuando no la veía, me sentaba esperándola y no era el único que lo hacia; tal vez los tipos que la molestaban era porque ella no les tomaba la más minima importancia, inaccesible, bella, preciosa, inalcanzable como una Antares.

Jennifer la chica de aspecto melancólico, y de andar pausado, que lindos luceros brillaban en su rostro de rosa blanca, incólume, sacro, parecía que por su cuerpo no corriera ni pizca de sangre, por esa textura de nieve inmaculada.

- ¿Quien es ella, Bambino?

Y miro fijamente ese retrato donde su sonrisa de amor ilusionado la hace ver hermosa.

- Es Jennifer, mi amor, jennifer.

No, no es la imagen de ella, es solo una vaga representación, algo que abunda en estos tiempos, falsos estigmas.

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miércoles, 3 de marzo de 2010

El Principito....



-¡Buenos días! -dijo.

Era un jardín cuajado de rosas.

-¡Buenos días! -dijeran las rosas.

El principito las miró. ¡Todas se parecían tanto a su flor!

-¿Quiénes son ustedes? -les preguntó estupefacto.
-Somos las rosas -respondieron éstas.
-¡Ah! -exclamó el principito.

Y se sintió muy desgraciado. Su flor le había dicho que era la única de su especie en todo el universo. ¡Y ahora tenía ante sus ojos más de cinco mil .todas semejantes, en un solo jardín!

Si ella viese todo esto, se decía el principito, se sentiría vejada, tosería muchísimo y simularía morir para escapar al ridículo. Y yo tendría que fingirle cuidados, pues sería capaz de dejarse morir verdaderamente para humillarme a mí también... "

Y luego continuó diciéndose: "Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria. Eso y mis tres volcanes que apenas me llegan a la rodilla y uno de los cuales acaso esté extinguido para siempre. Realmente no soy un gran príncipe... " Y echándose sobre la hierba, el principito lloró.

Siempre será uno de mis cuentos preferidos, a veces me pregunto si fuera a un lugar y encontrase un millar de pelirrojas, de ojos azules y de voz muy dulce y tierna, del color de nieve de sus raíces y tallos., de risa tan refrescante y sonora como la brisa del mar.
¿Me sentiría desdichado, como se sintió el principito al ver millares parecidas a su flor? Tal vez si ella me hiciera creer que era la única en tener esos atributos, que no existe nadie parecida a ella en toda la galaxia, o que el nombre que tiene es el único en todo el planeta.
Si, si, al igual que el principito me sentiría triste por un momento, tan sólo por un momento, porque a pesar de todo ella seguiría siendo única para mi, por que sé todo lo de ella, su modo de enojarse, de estar triste, de estar alegre, de repetir de vez en cuando la misma frase, los mismos pasos, las mismas palabras, la suavidad de sus cabellos rojos, sus pecas graciosas que le dan un toque muy especial a su rostro, ese modito tan graciosa de poner su cara cuando algo la fastidia, las películas que le gustan, las que detesta, su música predilecta, sus cuentos favoritos, los poemas de poetas consagrados que más son de su agrado, los amores que tuvo antes de mi, su niñez, su adolescencia y ahora como lo que es, una belleza de mujer, me sé absolutamente todo de ella, no hay nada que me oculte, nada y por analogía yo a ella tampoco.

De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:

-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
- Y vas a llorar!, -dijo él principito.
-¡Seguro!
-No ganas nada.
-Gano -dijo el zorro- he ganado a causa del color del trigo.

Y luego añadió:

-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.

El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:

-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:

-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.



Y así es, ella es única para mí porque es mi Antonella (a pesar que haya otras que se les llame igual), mi Isabella (aunque en otros lugares también tengan flores con el mismo nombre), es única porque me domestico, porque me quiso tal cual soy, y no por lo que soy.
Siempre será ella la única, la única, la única que tenga la llave de mi cofrecito, llamado corazón.
TI AMO, mi BaBy!!!
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♥♥♥

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